lunes, 9 de marzo de 2015

EL AMOR EN PLENITUD DE DIOS

Texto del Evangelio Jn 1,1-20

1. En el Principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
2. Al Principio estaba junto a Dios.
3. Todas las cosas fueron hechas por medio de las Palabra, y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
4. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
6. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
7. Vino como testigo, para dar testimonio de la Luz, para que todos creyeran por medio de él.
8. El no era la Luz, sino testigo de la luz.
9. La Palabra era la Luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
10. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecha por medio ella, y el mundo no la conoció.
11. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
12. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijo de Dios.
13. Ellos no nacieron de la sangre, ni por la obra de carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
14.  la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15. Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
16. De su plenitud, todos nosotros hemos participados y hemos recibido gracia sobre gracia:
17. porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos ha llegado por de Jesucristo.
18. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
19. Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres Tú?".
20. El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".

 Amado hermano vos soy el entusiasta y el guía de este blog, encienda la llama de de tu vida para que el Señor, sea la antorcha de tu corazón, y jamás se apague. Escudriñe y medítela para que ella se haga parte de ti. Ahí está el Camino, la Luz y la Verdad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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